Intervención «Caminos de lagartijas», del Colectivo Libélula (Rosa Suñer y Roser Domènech)

Una relación vivencial con el paisaje

En la Sala del Vino las componentes del Colectivo Libélula, Rosa Suñer y Roser Domènech, muestran el proyecto «Caminos de lagartijas». Por un lado, Rosa Suñer presenta tres filmaciones de trabajos de movimiento del cuerpo con tramontana: Marismas del Empordà (2016), Camino viejo de Cadaqués al Port de la Selva (2015) y Faro de cala Nans, Cadaqués (2011). Por otro, Roser Domènech presenta la grabación de la locución de una selección de su poemario inédito Escribir es detener (2016).

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Cada intervención se sitúa en uno de los dos extremos de la sala, ya que el objetivo es que las piezas se comuniquen, dialoguen y en ciertos momentos puedan llegar a hablar de la realidad. Cerca de la entrada, Rosa Suñer proyecta su trabajo a ras de suelo, donde el suelo se convierte en una prolongación de los parajes naturales con los que interactúa. Al fondo, en el corazón de la antigua bodega de vino y entre inmensas botas, sale con contundencia la voz de Roser Domènech recitando versos.

Exploración del territorio

Rosa Suñer se propone explorar el territorio a través de diferentes movimientos del cuerpo con el sonido de la tramontana de fondo, una sensación auditiva que se convierte en un cosquilleo que pone de manifiesto su filosofía de moverse y escuchar, escuchar y moverse: la sensación y el pensamiento al servicio del movimiento. En estos lugares entre naturales y rurales, el artista investiga formas coreográficas personales a partir de la observación de la conducta y de los movimientos de los seres vivos, para extraer de este conocimiento las múltiples formas en que el cuerpo interactúa con las especificidades y inclemencias del paisaje, como con la tramontana, los desniveles ... en estas ubicaciones, su cuerpo se va moviendo, bailando, apareciendo y desapareciendo, para acabar integrándose en la inmensidad del paisaje.

El artista ha recogido estas experiencias en lo que ella llama pequeñas filmaciones, grabaciones de sus experiencias de arte de acción en parajes emblemáticos del Alt Empordà, como el parque natural de los Aiguamolls del Empordà o el parque natural del cabo de Creus. Registros conceptuales, captados con una cámara fija, en la que la acción se sitúa entre dos realidades (el mar y la playa, dos márgenes de un camino o el límite de un muro). Una vez editadas, son la muestra final de su proceso de trabajo.

En paralelo a estas propuestas, Roser Domènech, al poemario Escribir es parar, escrito entre 2014 y 2016, hace una reflexión personal que también habla de este paisaje, pero visto desde el interior. Habla de lo que significa el miedo, la nada ... amar sin palabras a pesar de que la escritura es su manera personal de estimar, porque, como dice, «escribir es detener el tiempo».

  

La conexión entre cuerpo-movimiento-imagen y palabra-ritmo-sonido

Rosa Suñer y Roser Domènech no proponen un trabajo conjunto sino un diálogo lleno de complicidad, para mostrar cómo confluyen y se enredan sus piezas: el cuerpo y la palabra. De este modo, concreción y expansión, modulación del cuerpo y modulación de la voz, se expanden por el espacio para interaccionar entre ellas y generar una nueva naturaleza doble: la naturaleza natural, que muestra lo que hay fuera de la ser, el entorno, y la naturaleza psíquica, que habla del mundo interior del sujeto. Su convivencia engendra una situación de máxima intensidad, ya que el espectador se encuentra en un espacio conceptualmente conectado por intensas capas de fuertes vínculos emotivos y afectivos. Por este motivo, ambas artistas establecen, en sentido alegórico, una correlación entre los afectos de las personas con los animales, los efectos atmosféricos y las plantas. Este estado de ósmosis va generando un atragantamiento creativo que constata la existencia de una forma de ser y de estar en el mundo, la sensitiva, y sobre todo la creativa, que emerge como un torbellino que va de dentro afuera y de fuera adentro. Por lo tanto, si Roser Domènech camufla su sentir más lírico entre el significado de palabras como hierba, nube o ola, Rosa Suñer se camufla entre los materiales naturales del paisaje, tales como cúmulos de restos venidas del mar, en el punto de cambio de dirección del camino o en la convergencia de las líneas de la perspectiva.

  

El litoral, zona geográfica con un contundente contenido político

No se puede olvidado, que en espacios como los Aiguamolls del Empordà está muy presente -aunque de manera subliminal- el significado que el litoral tiene para nuestra contemporaneidad, no sólo como zona geográfica sino como zona geopolítica, ya que las costas marcan los límites y son fronteras sujetos a las tensiones y contradicciones de las tesis defendidas por el neoliberalismo, como la globalización y su política migratoria.

 


Crèdits:  

Vídeo: Rosa Suñer

Fotografies: Àngel Vila 

Text: ARBAR 

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