Acción participativa «Recorrer la línea», de Ester Baulida

Acción participativa a partir de un paseo por la Vall.

Recorrer la línea quiere hablar del paso en solitario por un camino cualquiera en un entorno natural. Un paseo atento a la conexión que se establece con el entorno.
La Vall de Santa Creu es un lugar ideal para proponer una experiencia así. Además, el hecho de que ARBAR estimule trabajos relacionados con el lugar empuja a que Seguir la línea se lleve a cabo. Se propone un paseo con un cierto acompañamiento, de manera que se puedan enfatizar algunos de los elementos que definen el foco de la propuesta.

1 El camino al río, lo que baja a mar, y el mismo que asciende a Sant Pere de Rodes, ha sido transitado por pretéritas huellas que también la han recorrido en ambos sentidos. Un montón de sonidos provenientes de animales, ramas que se mueven con el viento y piedras que saltan al pasar tienen su presencia en cada tramo. Otras presencias que suenan también y no se sabe muy bien la procedencia insisten en hacerse audibles, convirtiéndose en los otros acompañantes de camino. Y es así como estos paseos despiertan todo tipo de escucha.

2 El propio latido del caminante que, a medida que respira el trazado, se va sincronizando con el latido de la montaña y el de la hormiga y el de la hoja ...

3 La expresión y la actitud activa representada en voz. La voz manifiesta la energía materializada en sonido que fluye hacia fuera para disolverse en cada rincón de bosque.

El día 9 de julio de 2016 las campanillas, sonajeros y esquellarings se hicieron sentir durante la bajada y subida del río; el cajón hizo latir el Valle; el canto de la voz nació de bajo los pies, hizo vibrar al caminante y se extendió cielo arriba.

ESTER BAULIDA

Caminar, transitar, moverse ... entre lo conocido y lo desconocido, entre lo visible y lo invisible, entre el silencio interior y las señales acústicas

El caminar es la forma de desplazamiento humano más antigua, y Ester Baulida quiso recuperar esta actividad para interrelacionar naturaleza y cultura como forma de expresión estética.

Baulida, para llevar a cabo la acción de caminata participativa «Recorrer la línea», realizada el atardecer del sábado 9 de julio de 2016, eligió el antiguo camino que conduce la Vall de Santa Creu al mar e inició el trayecto a la antigua viña del Clumet para seguir el itinerario trazado por los pasos de muchas generaciones de gente de la zona. Esta vía, que durante siglos había sido primaria pero que actualmente está medio olvidada, tiene una orografía muy singular, puesto que hay que tener presente que el valle está situada en medio de las prominentes montañas de la sierra de Rodes. Antiguamente, la zona montañosa estaba llena de olivos y en las laderas se cultivaban fértiles viñedos que llegaban casi a ras de mar. Pero, culturalmente hablando, esta vía es también un lugar simbólico, ya que durante tiempos pretéritos fue un camino que llevaba a Sant Pere de Rodes; por tanto, también formaba parte de la ruta de dos caminos de peregrinación: Santa Creu y Santiago de Compostela.

 

Las señales acústicas

os caminantes se desplazaban en silencio, uno detrás del otro, para experimentar un estado de recogimiento y contemplación. Asimismo, se guiaban por las señales acústicas que emitían los instrumentos idiófonos de percusión que se movían camuflados dentro de la maleza -timbres sutiles de diferentes tipos de campanillas-, los que conducían los participantes, a través de un lenguaje extraverbal y visual de carácter auditivo, a adentrarse en un paraje el cual para muchos, hasta entonces, era desconocido.

La condición lírica y el destino trágico de la naturaleza

Pero, a medida que el trayecto avanzaba y poco antes de llegar al arroyo, que era el punto de llegada, se iba sintiendo cada vez con más fuerza el latir de la caja de percusión, que desde la distancia emitía un clamor de atracción muy fuerte hacia un misterioso espacio atávico. La percusionista, vestida de rojo, tocaba sentada sobre la caja, situada encima de una de las rocas del arroyo. Era un corazón que atraía a los caminantes hacia aquel punto, iluminado con lámparas de aceite. Después de un rato de resonar la música, del otro lado del camino del arroyo descendía una cantante que, vestida de negro, entonaba una melodía de gran fuerza lírica y llenaba el espacio de resonancias históricas, para marcar el final de la llegada y el inicio del retorno.

De retorno, mientras iba anocheciendo y el sonido de las campanillas volvía a acompañar el recorrido, se podía percibir como el paisaje era muy diferente al de la  ida. La luz del atardecer iba dibujando la línea sinuosa de las cimas de las montañas en el cielo, como si quisiera -a través del gran lienzo que es el firmamento- reseguir la vida latente del paisaje. Pero a medida que el trayecto avanzaba, cuando aún la oscuridad no había cubierto de nocturnidad el valle, se podían ver las siluetas cúbicas de las casas del pueblo agrupadas en la ladera de la montaña.

Con la acción «Recorrer la línea», Ester Baulida no pretendía sólo dar un paseo para disfrutar de las vistas del paisaje desde diferentes escalas y perspectivas, sino poner de manifiesto que el hecho de caminar puede convertirse en una experiencia extrasensitiva y proporcionar a cada participante un espacio de tiempo para la observación, la contemplación y el recogimiento, para dar visibilidad a todo aquello que está más allá del umbral de lo visible, más allá de la concreción del espacio y más allá de la convención del tiempo . Y invitar a los participantes a adentrarse en el complejo laberinto del mundo interior, para entender, como diría John Berger, que «cada paso es un paso grande sobre algo no dicho».

 ARBAR

 


Créditos:

Fecha y lugar: 9 de julio a las 20:30h en el antiguo camino de la Vall  

Fotografia: Àngel Vila      

Textos: Ester Baulida / ARBAR

Vídeo: filmación Visual13 y edición: ARBAR

Col·laboradores: Rita Baulida, Elisabet Farrés, Magalí Baulida, Adrià Lidón, Berta Baulida y Santiago Planella.

Consultar el currículum d'Ester Baulida